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Hablando sobre miedos infantiles, recordamos que hace poco fué Halloween, una fiesta en la que muchos/as niños/as escogieron su propio disfraz, salieron a la calle a pedir golosinas y disfrutaron de fiestas temáticas, mientras escuchan historias de miedo y se convertían en criaturas mágicas o seres tenebrosos por un día.
Teniendo en cuenta esto, como educadores/as nos planteamos, ¿hasta qué punto puede ser beneficioso que haya un contacto con el “miedo” desde la infancia?
Miedos infantiles
El miedo es una emoción (ni positiva ni negativa en sí misma) natural y necesaria, ya que permite a las personas aprender y ser cautas ante posibles riesgos, siempre y cuando no se vuelva desadaptativo o desproporcionado. Ya en la infancia, aparecen diferentes miedos como, por ejemplo: a la oscuridad, a los ruidos intensos, a los monstruos, a la separación de padre-madre,… que forman parte de las diferentes etapas evolutivas y que deben conocerse y aprender a gestionarse adecuadamente.
Desde la Educación Emocional, se contempla la necesidad de que los/as pequeños/as aprendan a identificar las diferentes emociones, entre ellas el miedo, así como a poner en práctica herramientas de gestión para un desarrollo óptimo.
Algunas pautas generales de cara a una buena gestión del miedo, podrían ser:
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- Hablar con naturalidad sobre lo que nos da miedo a las personas, sin trasladar nuestros propios miedos adultos. Debemos centrarnos en los miedos infantiles, esto les ayuda a normalizar lo que sienten y a sentirse comprendidos/as.
- Facilitar cuentos adaptados a la edad y al propio niño/a, donde los personajes se enfrenten a lo que temen, desde el sentido del humor. Esto les enseña a poder “calibrar” las sensaciones de miedo y a tomar decisiones imitando a los/as protagonistas de la historia.
- Acompañar, sin presionar o juzgar al niño/a ante momentos de miedo permitirá que pueda ir ganando confianza en sí mismo/a.
- Participar en fiestas (p.ej. Halloween) o juegos temáticos donde pueden aprender el concepto de “fantasía” y la relación entre miedo-diversión/humor.
- Enseñar técnicas que les ayuden a relajarse en momentos de inquietud, reforzando un discurso positivo (“puedo hacerlo”).
Si los miedos son muy intensos y/o persistentes, interfiriendo negativamente en las rutinas del/a pequeño/a es conveniente consultar a un psicólogo infantil.
¿Dudas? Contacta con Omayra de la Torre, Psicóloga Valencia, a través del siguiente formulario
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